Más de un año después de la misteriosa muerte del fiscal argentino Alberto Nisman, una autoridad judicial argentina ha clasificado su muerte como un homicidio.
El Fiscal Nisman fue encontrado muerto de una herida de bala en la cabeza en su departamento apenas unas horas antes de dar testimonio ante el Congreso Argentino sobre su denuncia de la expresidente Cristina Kirchner y el exCanciller, Héctor Timerman.
La denuncia de Nisman, basado en miles de escuchas telefónicas, acusa a Timerman y a Kirchner de tratar de encubrir el papel de Irán en el atentado contra la sede de la AMIA en Buenos Aires que mató a 85 e hirió a cientos de personas en 1994.
El 25 de febrero de 2016, el Fiscal General de la Cámara del Crimen presentó un dictamen ante la Sexta División y pidió que la causa por la investigación de la muerte de Nisman pase al fuero federal para ser investigada como un caso de homicidio. “La evidencia hasta este punto es compatible con la hipótesis de que Alberto Nisman fue víctima de homicidio”.
El dictamen de Sáenz se apoyaba en ocho argumentos principales:
1) El fiscal “aparece muerto cuatro días después de haber formulado una gravísima denuncia por encubrimiento de ese atentado, a la AMIA, y a pocas horas de presentarse ante el Congreso de la Nación para informar sobre la misma”.
2) El testimonio que aportó la Secretaría de Unidad Fiscal AMIA, Soledad Castro, que conocía bien a Nisman y había trabajado con él durante años en la investigación del ataque a la AMIA, “impide sostener válidamente que Nisman se haya quitado la vida en forma libre y voluntaria”. “Lejos de hallarse angustiado o deprimido, se encontraba satisfecho, de buen ánimo, plenamente convencido de la justicia de sus acciones, y abocado a la presentación que iba a efectuar ante los legisladores aquel 19 de enero”.
3) Los estudios periciales realizados sobre arma del crimen demuestran que Nisman no se mató a sí mismo ya que el “arma que produjo la muerte de Nisman siempre deja residuos de disparo (deflagración) aún después de 20 horas de disparada, mientras que en las manos de la víctima no se encontró ninguna partícula característica de deflagración”.
Los informes también descartan que la sangre podría haber arrastrado las partículas de residuos de disparo de las manos de la víctima. “Por ende, no caben dudas ya que no fue Alberto Nisman quien disparó el arma que le dio muerte, lo que necesariamente lleva a concluir que fue víctima de un homicidio”.
4) “La localización del disparo, la hematoma en la zona occipital izquierda del cráneo, la lesión en la cara interna del tercio distal de la pierna izquierda, y las declaraciones testimoniales del médico Carrera Mendoza y la enfermera López, de la ambulancia de Swiss Medical, de las que se desprende que el cuerpo de Nisman fue movido alterándose así la escena del crimen”, todos descartan la hipótesis del suicidio.
5) El teléfono celular y la computadora de Nisman habían sido violentados. Además de los virus que se encontraron en el teléfono de Nisman, la evidencia muestra que los rastros de la información y las llamadas que recibió Nisman horas antes de su muerte fueron eliminados.
6) El departamento de Nisman carecía de huellas dactilares y huellas que, naturalmente, habrían sido dejados por una serie de personas que habrían visitado el departamento en los días antes de su muerte, lo que lleva a las sospechas de que fueron “limpiados”.
7) Cabe asignarle poca credibilidad a los dichos del técnico en informática Diego Lagomarsino, el custodio Rubén Benítez, y el Comisario Soto debido a que “solo podrían tener corroboración por parte de Nisman, y porque además las tres son contradictorias”. Por otra parte, “la utilización de un arma ‘amiga’ como arma ‘asesina’ es la mejor forma de montar posteriormente una escena alterada de ‘suicidio’ para garantizar la impunidad de los homicidas”.
8) El homicidio se produjo “en el contexto de una” zona liberada” [un viejo término del período de la dictadura militar, que se refería a una colaboración corrupta donde los “grupos de tareas” de la dictadura o sus bandas aliadas tenían vía libre en un área a la cual la policía no tendría acceso. En este contexto, se insinúa que hubo una disminución de los servicios oficiales de seguridad en las cercanías del apartamento de Nisman], que explica la demora en la llegada de la fiscal al departamento, a pesar de la existencia de un equipo de protección policial las 24 horas.
La recomendación de Sáenz que el caso pase al fuero federal y su evaluación de que Nisman fue asesinado serán tenidas en cuenta por los jueces Marcelo Lucini, Mario Filozof y Rodolfo Pociello Argerich, quienes decidirán el 18 de marzo, si el caso se traslada a la corte federal o si la jueza Palmaghini seguirá siendo responsable de la investigación. El juez Mario Mario Filozof es considerado amigo y aliado de Palmaghini.
La jueza Palmaghini rechazó a mediados de enero una solicitud de que el caso pase al fuero federal indicando que la solicitud era “prematura”, ya que todavía no había indicios de que Nisman haya sido asesinado en conexión con su rol como fiscal de la AMIA. La jueza también argumentó que habían otros elementos que examinar en el caso, incluyendo un informe preparado por una junta interdisciplinaria de expertos en criminología. La jueza también está a la espera del testimonio del ex agente de inteligencia argentino, Antonio “Jaime” Stiusso, el lunes 29 de febrero de 2016.
Si el tribunal aprueba el cambio, el caso pasará a la jurisdicción de la Capital Federal y de allí a los tribunales de Comodoro Py en Buenos Aires. En el sistema federal, el juez Luis Rodríguez ya está investigando supuestas amenazas contra la familia de Nisman que datan de 2012.
La decisión de la Cámara del Crimen no es definitiva y puede ser apelada. La disputa sobre quién tiene jurisdicción sobre la investigación de la muerte de Nisman podría llegar a la Corte Suprema argentina.
Para conocer el dictamen de Sáenz (en español) haga clic aquí.