Clarin: Chau, Nisman

Por Héctor Gambini

No es la hora. No todavía. Penélope destejía por las noches lo que tejía de día para estirar los tiempos hasta el eterno retorno de Ulises. Cierta Justicia actúa igual. Se corre la venda de los ojos, se fija quién o quiénes están en el banquillo, inclina la balanza hacia uno de los lados y después se pone a destejer. Sólo que Ulises no llegará nunca.

No es la hora todavía de ir a fondo por el esclarecimiento total, absoluto y definitivo de la muerte más oscura de la Argentina desde el crimen de José Luis Cabezas, hace ya 18 años. ¿Será la hora desde mañana, después de las PASO? ¿O aún habrá que esperar a que pasen las elecciones de octubre? Si es así y hay segunda vuelta, ¿se avanzará con el caso en noviembre, o habrá que esperar a que el Gobierno salga del poder? Ya estaríamos en diciembre, vienen las Fiestas, después las vacaciones. Y chau Nisman.

La muerte del fiscal nos sumergió bajo una catarata de preguntas turbulentas, heladas. ¿Se mató? ¿Por qué? ¿Cómo es que no dejó ningún mensaje para sus hijas adoradas? ¿Cómo es que trabajando intensamente en su denuncia contra la Presidenta, armando reuniones con colaboradores, hablando con periodistas, de la nada le pide un arma a un oscuro empleado que se la lleva sin chistar y encima sube en el ascensor con uno de sus custodios? ¿Se mató por su propia voluntad o fue inducido a hacerlo? ¿O lo mataron? ¿Fue así? ¿Y cuántos asesinos actuaron, cómo fue el crimen, cuándo, por orden de quién?

Nota Original